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INTRODUCCIÓN

La cultura física, desde la edad antigua, se ha entendido como la formación del cuerpo productivo, fuerte, saludable, obediente y disciplinado. En la ciudad de Medellín, algunos de los jóvenes de escasos recursos encuentran en el deporte una herramienta de integración, cooperación, liderazgo y tolerancia como salida a las situaciones difíciles que viven en sus hogares, escuelas o barrios; este ayuda a que los adolescentes no recurran al consumo de drogas, ingresen a bandas delincuenciales o deserten académicamente.  

 

Con el Pacto Internacional sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Desc), desde 1976, se acordó internacionalmente que el deporte forma parte de los derechos sociales. En 1978, con la Carta Internacional de Educación Física y Deporte, adoptada por la Conferencia General de la Unesco en París, se ratificó la importancia del deporte, la educación física y la recreación como elementos esenciales en el sistema de educación, formación integral de las personas y enriquecimiento de la cultura. 

 

El deporte se vive en la ciudad de Medellín, este transforma la vida de sus habitantes y  se desarrolla como puente que ayuda a hacer efectivos los procesos de integración y socialización entre los jóvenes de la ciudad, inspirados con valores olímpicos como amistad, excelencia, respeto, colaboración, equidad y juego limpio.  

 

Según la investigación Transformación social a través del deporte y los valores olímpicos. Medellín - Colombia, un caso de estudio de Clemencia Anaya Maya, académica olímpica internacional, la promoción de los IX Juegos Suramericanos del 2010 consolidó el deporte en la ciudad como un derecho colectivo y un escenario integrador en la construcción de tejido social, mostrando una alternativa para la mitigación de los conflictos. 

 

Algunas de las problemáticas más recurrentes en Medellín son la drogadicción, la desigualdad, la pobreza y la deserción académica, por lo que los programas deportivos se convierten en alternativa de inclusión y cambio social, dejando como legado una mejor educación e interés por la cultura de la mano del deporte y el desarrollo.   

 

Según las cifras de la Secretaría de Salud y Protección Social del municipio de Medellín, en 2017 se atendieron 2.559 casos de consumo de estupefacientes en menores de edad, de los cuales 547 fueron entre los 6 y 11 años y 1.657 adolescentes entre 15 y 19. Las comunas con mayor porcentaje de consumo a temprana edad fueron: Doce de Octubre, Manrique, Castilla, Aranjuez y La Candelaria.

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La pobreza monetaria y la autopercepción de la misma entre los años 2014 y 2020, de acuerdo con las cifras presentadas por Medellín Cómo Vamos, fue de 32,9 %, presentando un incremento en 334.415 personas en esta situación. (Ver gráficas de Medellín Cómo Vamos

 

Asimismo, las cifras en materia de educación en la ciudad son alarmantes debido a la pandemia de covid 19, la cual incrementó de manera apresurada las cifras de deserción escolar. El pasado 3 de diciembre, el Ministerio de Educación reportó un aumento nacional del 1,3 %  y en Medellín se habla de que podría estar por encima del 2,74 %, es decir, más de 5.408 jóvenes retirados. 

 

A pesar de que aún no se tienen cifras exactas por parte del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), la entidad aseguró que es un hecho que los números son mayores a los del 2019. Por su parte, la Secretaría de Educación de Medellín (SEM) afirma que las comunas más afectadas fueron Santa Cruz (4,5 %), Popular (4,3 %) y Laureles - Estadio (4 %). 

 

Entre las razones de la deserción escolar se destaca la falta de acceso a un computador o servicio de internet por parte del sector educativo en el país. A comienzos de octubre del año pasado, por ejemplo, se hizo viral el caso de una maestra que dictaba clases en los torniquetes del Metro de Medellín, debido a la imposibilidad de algunos estudiantes para conectarse a las clases vía internet.

 

Así, el deporte es fundamental para el desarrollo de jóvenes sanos mental, emocional y físicamente. Asimismo, sirve como instrumento para mitigar los efectos de la violencia y la desigualdad, crea oportunidades como espacios de bienestar y en caso de ser profesional producir dinero para el apoyo de sus familias.  

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